lunes, 21 de febrero de 2011

ARCO 2011


Cabello-Carceller



Apropiarnos del objeto de deseo
De esa ilusión nuestra, vive el arte






Carlos Morago


Coro López Izquierdo

Gargallo


Marina Puche






Teresa Correa




miércoles, 9 de febrero de 2011

sincronización animal


 Rouge est la couleur


- Carapan ¿porqué me despiertas de la siesta?

Contesta mi hija al teléfono, después de discutir sobre quién tiene que cogerlo.

Me contengo hasta que termine de hablar, pero me lo nota en la cara y me dice ¿Qué pasa? Si es mi amiga. Menos mal, porque si llega a ser tu enemiga no sé qué burrada le dices. Y quita el pie, que estás invadiendo mi espacio de sofá. Cuando cambies de canal, que este programa no tiene audiencia y tú y yo somos las únicas pringadas que lo estamos viendo.

Este ambiente se reproduce en mi casa cada 26 días. Es el síndrome premenstrual.

Dos mujeres con el síndrome premenstrual bajo el mismo techo, es algo que no permite treguas.

Seguramente, ha pasado por dejar que se ponga mi ropa y facilitar con ello una sincronización de los ciclos menstruales. Esto puede sonar a ciencia ficción, pero es un hecho, pasa.

Además, parece que en este fenómeno suele haber una hembra dominante (hembra alfa). Creo que es ella.

La culpa de todo la tienen las feromonas, que nadie sabe qué son, pero ahí están, controlando nuestra vida (animal).

lunes, 7 de febrero de 2011

zancadas de memoria


Lo primero la respiración.

La respiración de su pecho en mi cara, subiendo y bajando y la mía intentando acompasarse, casi sin respirar por no romper el ritmo. Sólo eso, ni antes, ni después, sólo la respiración. Y yo pequeña, pero protegida y a salvo. Aunque estuviera dormido.

En una zancada, la memoria avanza hasta las natillas sobre la mesa y él sentado en la silla, con la mano en la frente, haciendo un esfuerzo desesperado por probarlas. Y me veo por el pasillo, llevándomelas y tirándolas por la fregadera sin que nadie me vea y de vuelta, él mirándome agradecido.

Un paso más de memoria y aparece pidiendo que le tape los pies con una manta, pero ese frío no hay quien lo tape y yo no quería robarle a mi madre ese momento y le hice darle la mano, a costa de la mía, con la irritante sirena de fondo, tambaleándome en cada curva, sabiendo que era el final.

A veces me sigo viendo pequeña y con la mano huérfana.


sábado, 5 de febrero de 2011

Estación de Canfranc



Siempre hay un recoveco por el que colarse en los submundos. 


























jueves, 3 de febrero de 2011

pronósticos v.2.0


El mejor rato de la mañana es la hora del café, siempre lo tomo en el mismo bar, a la misma hora y no me hace falta ni pedirlo, con una miradita basta.
 
Cuando me da tiempo y ojeo el periódico, me paro en la página del horóscopo y lo leo poniendo cara de incrédula.

A veces pienso de dónde sacan esos textos y me imagino a un becario fastidiado por tener que desaprovechar su talento en escribir esas cosas.

Y si estoy con alguien, me pide que lea el suyo y escucha atentamente aunque con la misma cara de incrédulo.

Estoy convencida de que hasta Javier Armentia ha leído alguna vez el horóscopo, aunque no sea más que para despotricar con conocimiento de causa.

Y es que, es muy tentador conocer el futuro.

Me acuerdo cuando hace unos años, compartiendo casa (y más cosas) con unas amigas, nos echábamos las cartas del tarot antes de salir por ahí. A la vez que nos pintábamos el ojo, María sacaba las cartas y las iba interpretando.

Que te lea las cartas una amiga, tiene la ventaja de que se puede barajar de nuevo, hasta que salga lo que te apetece oír. Y ahí estábamos los sábados, jugando con el futuro a nuestro antojo. El futuro era bastante inmediato y se reducía a lo que podría pasar esa noche. No íbamos más allá.

Una vez que no teníamos dinero para salir, pusimos un cartel anunciando que se leían las cartas del tarot. Una chica ávida de noticias de su porvenir, se presentó en casa con cara de asustada y como ya no daba tiempo de arrepentirse, María desplegó su lado misterioso y le leyó las cartas. Pudimos salir por ahí, pero nos dimos cuenta de que jugar con el futuro ajeno, tenía bastante de perverso y quitamos el cartel.  Desde entonces el servicio pasó a ser gratuito y para conocidos. Y si yo fuera Earl, esto estaría en mi lista.

Todo esto viene porque he recibido un correo avisándome de que ayer empezó el año del conejo en el horóscopo chino, vaya animalito que me ha tocado. Y no soy supersticiosa ni creo en estas cosas, pero me alegré de que fuera mi año y seguro que mañana volveré a leer el horóscopo del día.

Pero además, los horóscopos, ambiciosos ellos, no sólo pueden predecir el futuro, sino que describen personalidad y carácter: que sepáis que yo soy muy sensible y se me conquista por el estómago.