martes, 6 de noviembre de 2012

murciégalos (murciélagos)



Me gusta la gente que sabe transmitir su pasión por alguna cosa, cuando hablan, noto que me quedo escuchando pasmada, en realidad el motivo de pasión no importa mucho, es más el entusiasmo que ponen y que contagian.

Hace poco, me apunté a un recorrido para conocer mejor a los murciélagos, es el año internacional del murciélago, pero me movió lo de hacer alguna actividad con mi hija, juntas, porque veo que poco a poco le voy sobrando.

Los murciélagos caen bastante mal a la gente, no son muy populares, lo más popular de los murciélagos es Batman, pero pasa como cuando conoces a alguien un poco más a fondo, que empieza a caerte bien y le coges cariño. Coger cariño a un murciélago parece difícil, porque tocarlo, es bastante repelente, tienen una textura como de terciopelo y parece que en cualquier momento se van a romper, con esas alas plegables.
A favor del cariño, está que son mamíferos y si adoptas uno recién nacido le puedes dar biberón.

Salimos por la orilla del río cuando estaba anocheciendo  y los expertos iban uno al principio y el otro al final del grupo, dando explicaciones. Llevaban un aparatejo carísimo que servía para oír los sonidos que emiten los murciélagos, porque el oído humano no alcanza a oír esas frecuencias.

Inesperadamente, del aparatejo del experto número uno, salió un sonido como hihihihihi, medio en éxtasis e ignorando al grupo, se puso a hablar con su colega de atrás:


-¡El murciélago herradura! he oído pasar al murciélago herradura!
-¡Noooo!
-¡Sí, tío, el herradura! hace 5 años que no lo oía!

Estuvo tan emocionante, los hijos abrazando a sus padres, y los padres y madres dándonos las manos, habíamos tenido la suerte de oír ese hihihihihi tan escurridizo.

En fin, sí, estoy exagerando un poco, pero es que cuando alguien te explica cosas, tendría que ser así, si me hubieran explicado de esa forma la química orgánica, ahora no sería una extraña para mí.

También este verano, conocí mejor a las abejas, cuando un apicultor, aunque yo toda la vida le he llamado el mielero, tuvo que venir a casa a llevarse el panal que se nos había instalado en una persiana, también nos dio una lección emocionante, sobre el miedo, sobre los distintos tipos de zumbidos y muchas cosas más. Pero a las abejas, fue muy fácil quererlas, porque nos dejaron un montón de miel.


















10 comentarios:

  1. Murciélagos y abejas....

    Que bonito.

    Sólo te ha faltado hablar de ratas.

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  2. No me gustan mucho los murciélagos y las abejas, pero el post, sí.

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  3. La pasión es fundamental, en todo.

    No sabía que fuera el año de los murcielagos, tengo un amigo, Chalo, que cada vez que puede se mete en cualquier cueva o gruta a ver si encuentra alguno.

    El día que los profesionales que van a impartir clases les hagan un text de pasión, puede que la cosa cambie, puede...

    Abrazos

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  4. La foto... ¿No parece que los dos palos de la escalera están a punto de besarse? ¿Es grave lo mío, doctora?

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  5. Los murciélagos son HERMOSOS.
    Las abejas, traicioneras.

    Besos Claudia.

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  6. pues no me gustan ni los unos ni los otros pero si tu relato, me gusta tanto como la miel... me encanta endulzar los yogures naturales con miel y el requesón... uhmmmm!

    biquiños,

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  7. Y tú has puesto pasión en el relato. No me gustan los murciélagos y me hubiera encantado estar en esa orilla del río. Me has contagiado.
    Un beso

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  8. Me gusta la gente que crea mundos..

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  9. Si supieras que en casa de mi madre, en el campo, suelen aparecen varios murciélagos y yo aún no he logrado verlos volando, sólo acurrucaditos en su nido entre las maderas del patio.
    Besos, Claudia, me alegró tu visita.

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